Sus ojos se movían tiernamente y su boca temblaba en momentos.
Sus manos se pusieron frías y yo seguía ahí parada observando su sublime delicadeza.
- Eres tan adorable que sería tan fácil convertirte en musa.- Ella siguió hablando.
Pero estoy segura que le puso feliz. Ella es extraordinaria. Como que no entiende que es hermosa y eso es una virtud. La tomé de los hombros para que dejara de hablar, para que dejara de pensar en las cosas malas que le han pasado y puse mi frente sobre la de ella. Para que no tuviera oportunidad alguna de pensar en otra cosa sino en mí y en lo que le iba a decir. - No dejes jamás que te den miedo, que te hagan llorar y que te hagan sufrir. No dejes que nadie te duela, linda.- En ese momento sus ojos se hicieron tan grandes y yo solamente la abracé. Nunca lo he hecho excepto aquí, así. Creo que si ella hubiese visto mi mirada, si se hubiera perdido como tantos en mis ojos... otra historia sería.
"- No dejes jamás que te den miedo, que te hagan llorar y que te hagan sufrir. No dejes que nadie te duela, linda.-"
ResponderEliminarGracias, <3