domingo, 29 de mayo de 2011

Capítulo58. Ella, como siempre.

Yo sé que a veces cuando te escribo sientes que le rompo el corazón a quien está a mi lado. Pero hoy no es el caso, porque ahora es un caballero de corazón irrompible. Lista ¿no?

Lo interesante de ti es que me llenas de ganas de escribir pero en realidad ya no escribo nada. Es como en Domingo Astromántico, donde dan ganas de tener ganas (pero éstas nunca llegan). Yo estuve en ese punto donde uno no sabe que hacer y se siente morir por no sentir ya nada (nada hacia ti)

¿Sabes? Aunque tu “Te quiero, Caro” me hace sentir que se inflama el alma y se enciende un cerillo a lado de mis penumbras para que el aire susurre “aún lo hace, niña… no pierdas la esperanza” ¿Esperanza? –respondo- ¿Cuál esperanza?

Melancolía es la que me embarga y quisiera que tú, (no, tú no, tonta) tú, mi fiel caballero, leyera esto y no sintiera celos que no debe. Porque NO DEBES sentirlos. Es que ella… ella fue mi primer amor. Es como ver Sailor Moon (en mi caso) y saber que es un fiasco de protagonista, con algunas cosas buenas, malas películas, malas secuelas, dibujos con fallas anatómicas, y AUN ASÍ, entretenidas de admirar y decir “me encantaba esa serie”.

A veces me da miedo aceptarlo públicamente porque temo mucho, me pone muy mal, pensar que le haré daño a mi amigo, mi amante y mi confidente. Me da miedo ser sincera (y me da miedo que tengo este miedo) No quiero ocultarte nada ni hoy ni nunca.

Mi amor, te cuento a ti, mi amigo, mi amante… que ella es la más dulce princesa de los reinos del pasado (que conoces bien a la ternura en voz de la chica de cabellos oscuros a la que nos gusta aclamar con su nombre de verdadera princesa del presente, Linda –hola, linda Linda-) y tú te conviertes sin temor al terror en el guardián de mis claveles y en la agonía de la agonía. ¿Por qué sigo recordándola? Tanto como recuerdo el caer de una aguja al suelo después de la herida el primer día que se ha posado ésta en mí.

sábado, 14 de mayo de 2011