viernes, 23 de abril de 2010

Capítulo21. Kiss me Goodbye




Cuando me acuerdo de ella, la recuerdo
como la seria
pero dulce niña fuera del portón de mi escuela.
Ahora es algo muy diferente,
pero si me sonrío al hablar
de sus ojos color maple es porque
ha evocado en mí
el recuerdo de tomarnos las manos clandestinamente
a orillas del recinto casi sagrado de mi colegio.





¿Qué habrá sido de ella?

Tenía un futuro y una esperanza…

casi un ideal.





Se ha transformado, sin quererle, en la musa que me asalta a medianoche

para ponerme a escribirle o hasta a dibujarle.


Como Emil Sinclair descubriendo en su pintura el rostro de su redentor acariciándole los labios: Max Demian.


Pero ella, mi pequeña y hermosa musa, no es ya más que la cubierta color

(ya ni sabor)
caramelo,

por dentro se convirtió en fresa o cereza medio agria y medio dulce,

con una envoltura de lo más diferente a nuestro primer encuentro;

ahora es un rosa o naranja chillante y vistoso

, hasta fastidioso.

Antes era el sobrio color a morado vino

o rojo pasional


(según sus ganas de tenerme en sus brazos)


ERA maravillosa,

y aunque nunca creí decirlo en tiempo pasado,
no me queda de otra.

Se ha dejado llevar por las palabras de otras con las que se ha sentido identificada pero solamente en un aspecto.

¡Qué muñeca tan influenciable!


Sigo sin superar sus cambios paulatinos
que no han sucedido sin causar en mí
alguna herida que no terminan de cerrarse.
Siguen sangrando secretamente
por que JAMAS quise verla en una metamorfosis contraria a sus deseos.


Y hablo de sus más íntimos deseos, porque su nombre que clama a la música más febril, ella, mi musa, no acaba de entenderse y al parecer, le tiene sin cuidado.

Me voy hermosa, me voy para no volver.

Me voy para verte tierna y me voy para poder ver.

Me voy por un camino denso, me voy por señales al edén.

Pero me voy porque aquí "lo nuestro" no tiene hoy ni tiene porqué.

Te quiero como no tienes idea.

Recuerda que la vida no es eterna.

Dime que me quieres en mi cara,

dime que soy linda con sonrisas

y dime que me amas con tus ojos.

Esto es para ti, linda, porque me largo.

Y desde allá no querré saber más de ti.

Y aunque parece que a ti te importa poco,

aun tengo esperanzas de que esperas que yo no he de partir.

Mientras tanto goza de mis letras que siempre han sido tuyas,

abrázalas, absórbelas, bésalas y valórales...

porque desde hoy ya jamás serán para ti.

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